lunes, 6 de diciembre de 2010

¿CÓMO LOGRAMOS PODER AMAR INCONDICIONALMENTE?

Amar incondicionalmente, dar sin esperar nada a cambio. Todos pensamos que deberíamos hacerlo, pero la mayoría de las veces estos conceptos quedan en nobles ideales, imposibles de alcanzar. ¿Por qué es tan difícil amar incondicionalmente?


La razón por la que no podemos amar a los demás sin condiciones es porque no sabemos cómo amarnos a nosotros mismos. ¿Cómo puedo dar lo que no tengo? ¿Cómo puedo percibir la perfección en otros, aceptarlos como son, si me veo a mi mismo como defectuoso? La única manera de amar incondicionalmente es aprender primero a amarnos a nosotros mismos.

Irónicamente, en la sociedad moderna tenemos la idea de que amarse a uno mismo es egoísta. En realidad, es egoísta el no amarse a uno mismo, porque mientras te rechazás y te juzgás, centrándote en lo que está mal, siempre vas a necesitar algo de los demás: la aprobación, la aceptación, el reconocimiento. Eso es ser egoísta: tomar de tus seres queridos, en lugar de dar libremente. Amarte a vos mismo es, en realidad, dejar de ser egoísta y empezar a tomar responsabilidad: asumir la responsabilidad de tu propia felicidad, tu propia realización como persona.

Así, el estar con uno mismo es suficiente, la propia presencia es un placer, el poder dar libremente a aquellos a tu alrededor sin condiciones, sin necesidad, sin temor. Cuando te sentís completo dentro de ti es una alegría natural el dar a otros, para servirles en su propia auto-realización y recordarles su propia perfección.

Hay otra idea falsa, y es que esto alimenta el ego. Pero el ego en realidad es esa voz que nos convence de que hay algo mal con nosotros, esa voz que nos juzga y nos mantiene siendo menos. A menudo se adopta una postura falsa de orgullo y superioridad arrogante como protección, pero si no podemos ver esto por lo que realmente es - profundo temor e inseguridad - es sólo porque estamos atrapados en el mismo juego de la sentencia y el auto rechazo.

Entonces, el primer paso para poder amarse incondicionalmente a uno mismo comienza por ser honesto con vos mismo, verte como sos en realidad, pues así, viendo y abrazando todo lo que es, se puede también cambiar. No estoy hablando aquí de actuar el amor incondicional, sino de convertirse en el amor incondicional, de serlo. Y vas a ver que al abrazarte como sos, te convertirás en la persona que siempre sentiste que querías ser.

ISHA

CURANDO EL ALMA

Cuando pasamos por las experiencias dolorosas de la vida, automáticamente tratamos de no sentir el dolor. Lo hemos hecho desde la infancia. Aislamos el dolor físico retirando nuestra conciencia de la parte del cuerpo dolorida. Combatimos la angustia mental y emocional tensando los músculos y encerrándola en nuestro inconsciente. Para lograr mantenerla allí, creamos todo tipo de distracciones: nos mantenemos muy ocupados haciéndonos adictos al trabajo, o nos metemos en el paraíso de la televisión o de la computadora. Muchos nos hacemos adictos a las drogas, al tabaco, al chocolate o al alcohol. Otros se vuelven adictos al perfeccionismo, a ser los mejores o los peores. Proyectamos nuestros problemas sobre los demás y nos preocupamos por ellos en lugar de resolver nuestros propios conflictos.
Cuando detenemos la experiencia negativa del dolor interrumpiendo el flujo de energía que lo contiene, también detenemos la experiencia positiva que está asociada. Quizá no seamos conscientes de este proceso porque, para cuando hemos alcanzado la edad de la razón, lo hacemos habitualmente. Cercamos nuestras heridas. Al cercar nuestras heridas, bloqueamos también la conexión con nuestro centro o núcleo interno, y así bloqueamos nuestra creatividad.

El dolor que hemos reprimido empezó muy temprano en nuestra infancia, muchas veces antes incluso del nacimiento, en el seno materno. Desde esa temprana infancia en que interrumpimos el flujo de energía en un episodio de dolor, congelamos ese evento tanto en su dimensión energética como temporal. Es lo que denominamos un bloqueo en el campo aural, que está cercando nuestra herida original.
El dolor se origina cuando tomamos la creencia de que cada uno de nosotros es un ente separado: separado de los demás y separado de Dios. Esta creencia en la separación se experimenta como miedo, del que surgen todas las demás emociones negativas.


Extraído de "Hágase la Luz" de Bárbara Ann Brennan

Trailer HIM La Pelicula (Más allá de la luz) 2010

martes, 30 de noviembre de 2010

Hábitos de Efectividad

Ley del límite personal:

Si hago lo que siempre he hecho, nunca llegaré más allá de donde siempre he llegado.

Según Stephen R. Covey, autor del best seller “7 hábitos de la gente altamente efectiva", los hábitos no serían sino la resultante de la intersección de tres elementos:

1. Conocimiento: responde al qué hacer y por qué.

2. Capacidad: responde al cómo hacer.

3. Deseo: responde al querer hacer o motivación.


Estos tres elementos son requeridos para convertir algo en un hábito en nuestras vidas.

Veamos, a título de ilustración, el hábito de la lectura a través de estos tres elementos:
1. ¿Qué debo leer y por qué debo leer?; 2. ¿Cómo debo leer?; 3. ¿Deseo leer?
Si una determinada persona carece del hábito de la lectura, resulta indudable que uno o más de estos elementos no están en la intersección.

Para muchos de nosotros, incorporar nuevos hábitos o cambiar algunos ya existentes, resulta en extremo difícil. Tomar conciencia de la necesidad de cambio es el primer paso para trabajar sobre esos hábitos. Sin embargo, la intención debe ser seguida por la acción y en ese sentido, la experiencia diaria es la que finalmente nos permite modificar nuestra conducta

Una persona, por ejemplo, puede decidir aprender a conducir un automóvil. Sabe qué cosas debe hacer para ello y por qué esto puede ser beneficioso para su vida. Tiene una alta motivación y toma un curso que le dará los conocimientos necesarios.

Pero el verdadero aprendizaje vendrá cuando haya terminado el curso y se enfrente diariamente a la práctica en la conducción de su automóvil. Esta persona podrá decir que ha incorporado realmente los conocimientos, cuando al conducir ya ni siquiera piense en cuales son los pasos que debe seguir para realizar su viaje. Cuando su mente se concentra en el objetivo de ese viaje y no en el vehículo que lo llevará a él.

Así, la incorporación de hábitos de efectividad es un proceso que parte por adquirir el conocimiento que nos ayude a cambiar o mejorar nuestras conductas, pero que debe ser seguido de la práctica que nos permita asimilar, incluso a nivel subconsciente dicho conocimiento.

Los siete hábitos que identifican a las personas altamente efectivas, según Covey, encarnan principios esenciales arraigados en nuestra conciencia moral y en nuestro sentido común.

Los hábitos de la efectividad, son los siguientes:

1. Sea proactivo -hábito de la responsabilidad

2. Empiece con un fin en mente -hábito del liderazgo personal

3. Establezca primero lo primero -hábito de la administración personal

4. Piense en ganar / ganar -hábito del beneficio mutuo

5. Procure primero comprender y después ser comprendido -hábito de la comunicación efectiva

6. Sinergice -hábito de la interdependencia

7. Mejora continua